La memoria de Chillán está truncada.
La naturaleza con sus avatares sísmicos ha hecho que los testimonios de siglos anteriores se pierdan entre escombros. Allí se encuentra el mayor desafío en torno a la propuesta de establecer un espacio patrimonial dentro de la ciudad. Los vestigios son escasos, sin embargo no están del todo ausentes.
Los resabios del ayer.
A la hora de mirar la ciudad en la búsqueda de testimonios del ayer se vuelve patente que la fisonomía de la ciudad no obedece a un emplazamiento que detenta más de 400 años de historia. Y aunque la realidad de los terremotos ha sido una constante en los pasajes chillanejos, el de 1939, generó una transformación radical.
“Después del ´39 el proyecto de ciudad se configuró bajo los parámetros del modernismo”, señala el decano de Historia de la Universidad del Bío- Bío, Marco Aurelio Reyes, quien de paso agrega que esto vuelve mayor el desafío de un espacio histórico.
“Aquí es muy difícil encontrar un barrio con un patrimonio importante.
Hay que empezar a escoger con una palmatoria para encontrar un lugar histórico”.
En esto es categórico en señalar, que la bullada calle Palermo, no tiene nada de patrimonial o histórico, ya que de manera íntegra su arquitectura es posterior al terremoto.
pasado recreado.
Ante la sentencia que entregan los hechos, se hace necesario pensar más que en rescate de espacios ya construidos, en la alternativa de “recrear” esta historia: construir un barrio patrimonial que traiga la historia perdida.
Silenciosa en un espacio de la ciudad se encuentra la calle Itata, que con su ambiente residencial se yergue como una alternativa que podría acoger el desarrollo de un espacio patrimonial. Una opción habría sido la calle Rosas, sin embargo su pavimentación dificulta una proyección histórica.
Otra alternativa la entrega el sector de la Plaza Pedro Lagos Marchant.
“Si se pudiera crear un barrio tendríamos que pensar en la Iglesia San Francisco, en el colegio, que es un área histórica”, precisa Reyes.
Una posibilidad viene también con el sector Ultraestación, que con el pujante desarrollo comercial que trajo el ferrocarril, permitió una naciente bohemia con lugares emblemáticos como “El pescado frito”, “El diente de lata” o el “Quitapena”. Un detalle no menor, ya que los barrios patrimoniales se proyectan en el presente como espacio de diversión nocturna.
Reconocer la historia.
Para Fabián Irribarra, integrante de la Sociedad Histórica de Concepción, es importante considerar en esta propuesta de barrio patrimonial las decisiones que se tomen a nivel global como ciudad. Pues no sólo la naturaleza ha alterado el patrimonio. “Esa despreocupación, esa pérdida de identidad, esa falta de responsabilidad en lo que es la planificación de la ciudad, también ha perjudicado bastante”. En esto resalta la importancia de rescatar los rasgos que tiene cada espacio urbano. Un ejemplo es Chillancito, es histórico, pero no en sus casas y calles. “Hay que identificar claramente por qué elementos son patrimoniales, más que por un elemento de estilo arquitectónico es algo de identidad y de permanencia de las familias que viven en el lugar”.
El desafío está allí. Lo claro es que la historia no ha permanecido del todo y lo más probable es que sea necesario traerla..
fuente; diario la discusión de chillan , domingo 18 enero
domingo, 18 de enero de 2009
martes, 13 de enero de 2009
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